“El águila y el cuervo:”
Era un águila muy presumida, con gran ego y soberbia,
que se creía mejor que todos por valor y su plumaje. Un día decidió hacer su
nido en la montaña más alta que allí se encontraba: “de todas las aves que han
creado yo soy la que más poder tiene, todos me respetan y me temen”. Mientras el águila decía estas palabras por
allí pasaba un cuervo y le dijo: “No todo lo que luce hermoso es una joya, hay
piedras que sin ser bellas, bien talladas tienen más valor que tú, e inspiran
respeto y tú sin saber has vivido todo el tiempo en ella”.
“Ve: todo a tu alrededor luce pequeño, mas no es tu
poder lo que lo domina sino el de la montaña”. El águila cansada de escuchar lo
que le decía el cuervo le respondió: “Es la envidia la que te hace hablar así,
porque tú no tienes ni el plumaje que yo tengo ni el valor que represento”.
Un día llego una gran tormenta y el cuervo avisó a
todos los animalitos para que se refugiaran en una cueva, lo cual esta los iba
a proteger de la tormenta,
La tormenta empeoraba cada vez más, pero gracias a
dios los animalitos estaban a salvo en la cueva. De pronto las montañas se
venían desbarrancando de peñasco en peñasco. El águila aterrorizada respondió:
“No puedo, mis plumas están mojadas y no puedo extenderlas”. Al águila no le
quedó más remedio que seguir los consejos del cuervo. No había avanzado mucho
cuando se escuchó un ruido que hizo temblar parte de la tierra sin más, como si
la montaña estuviera esperando que el águila la desalojara, se vino abajo.
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